06 Jul Cigala ibicenca, un bocado desconocido
La cigala real ibicenca constituye uno de los manjares más exquisitos, sorprendentes y exclusivos que ofrece la gastronomía de Ibiza. En el interior del grueso caparazón de este crustáceo, cuyo aspecto resulta poco agraciado y hasta prehistórico, aguarda un sabor intenso a marisco y una textura que recuerda a la langosta roja de la isla.
Su originalidad y extraordinaria calidad le hacen merecedora de figurar en nuestra carta como uno de los platos estrella. Solemos prepararla a la plancha o en caldereta, pero su sabrosa cola resulta también ideal como ingrediente principal en una paella o un arroz caldoso, o simplemente salteada con aceite de oliva y condimentada con un toque de ajo y perejil.
El nombre científico de la cigala real ibicenca es scyllarides latus y se trata de una especie aún semidesconocida para los científicos. En otras zonas de España es conocida como cigarra de mar, zapatilla, cigarrón, langosta real, cigarra de fuerza o cigala del Mediterráneo. Su presencia es muy escasa en los mercados y también en la gastronomía mediterránea, salvo en Ibiza, donde se cocina con gran protagonismo desde siempre.
De la cigala real de Ibiza destaca su longevidad, pues vive hasta los 20 años, y su lento crecimiento: 1 centímetro anual, hasta alcanzar alrededor de 30. Sin embargo, hay ejemplares que llegan hasta los 45. Habita fondos rocosos situados entre 4 y 100 metros de profundidad, donde existen grutas y oquedades que le permiten ponerse a salvo de sus depredadores (meros y otros peces). Allí permanece durante todo el día hasta que oscurece. Es el momento de salir y alimentarse de crustáceos, lapas, ostras o calamares, entre otros. Son sociables y conviven en grupos, con otros miembros de su especie. A veces incluso forman asociación con otros animales, como por ejemplo las morenas.
Lo más chocante de su aspecto son las antenas planas, en forma de palas o aletas, que le caracterizan y confieren ese aspecto tan extraño y arcaico. A diferencia de las langostas, no tienen espinas protectoras ni garras; eso sí, su caparazón es más grueso y actúa de armadura. Su hábitat es eminentemente el Mar Mediterráneo, aunque también se pescan en la zona este del océano Atlántico. Aparecen en primavera y a finales de verano se marchan a territorio desconocido. Los científicos especulan con que se adentran en grutas de aguas más profundas, sometiéndose a una especie de hibernación. En cualquier caso, constituyen un manjar insólito que en Ibiza disfrutamos intensamente. En nuestro vivero siempre suele haber alguna cigala real.
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