23 Mar ‘Bunyols’, el dulce típico de las fiestas tradicionales de Ibiza
Antiguamente e incluso hoy en día, en algunos pueblos, la víspera de la fiesta del patrón de la localidad, un grupo de mujeres se reune en alguna casa y prepara bunyols según la receta tradicional ibicenca. La elaboración, por tanto, ya forma parte de la fiesta, pues en el proceso de cocinarlos se intercambiaban noticias, bromas y chascarrillos, disfrutando de una velada integrada en el ritual festivo.
Los buñuelos ibicencos nunca faltan, por tanto, en las grandes celebraciones no solo patronales, sino también en bodas, el día de la matanza del cerdo, bailes populares en los pozos y fuentes y otras muchas festividades, tanto de carácter público como particular. Es un dulce sencillo de elaborar pero que requiere cierta destreza y experiencia a la hora de ajustar las medidas de los ingredientes.
Aunque cada familia tiene su receta y sus trucos a la hora de prepararlos, los buñuelos llevan una mezcla de harina, patata (que también puede sustituirse por calabaza o manzana), semillas y licor de anís, huevos, azúcar, zumo de naranja y limón y levadura, entre otros ingredientes.
Con estos ingredientes se prepara una masa espesa, aunque líquida, que luego se fríe en abundante aceite de girasol en un caldero o sartén honda, con la ayuda de una herramienta que da la forma a las unidades de dulce. Una vez fritos, hay que dejarlos reposar hasta que se enfrían y, antes de servirlos, espolvorearlos con azúcar.
A diferencia de los buñuelos crujientes que se producen en otras latitudes españolas, su textura es blanda y esponjosa. Constituyen un verdadero placer y también pueden encontrarse en algunas pastelerías tradicionales, que los ofrecen a diario, haciendo posible su consumo en cualquier época del año.
En el entorno de Es Torrent es habitual disfrutarlos en las fiestas patronales de Sant Josep y Es Cubells, pero también otras muchas jornadas, como por ejemplo cuando se organizan festivales benéficos o recolectas. Nadie debería marcharse de Ibiza sin probarlos, pues constituyen un verdadero ejemplo del ingenio gastronómico ibicenco, que con unos pocos ingredientes muy modestos se puede conseguir un bocado espectacular e inolvidable.
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