Agosto, tiempo de almendras

Antiguamente, a pesar del intenso calor, el mes de agosto era una de las épocas de mayor actividad en los campos de Ibiza. Llegaba el momento de la recolecta de la almendra, un fruto seco que en la isla alcanza una calidad extraordinaria, algo que entonces permitía a muchas familias generar los suficientes ingresos como para adquirir durante todo el año los pocos productos y ropa que no generaban por sus propios medios en la granja, como café, azúcar, arroz, lana, telas, etcétera.

Hoy, aunque la almendra ha perdido buena parte de su valor o éste oscila de forma dispar de un año a otro, algunas familias siguen recolectando almendras en sus fincas. Algunas de estas plantaciones ofrecen algunas de las más atractivas postales del invierno ibicenco, tal y como ocurre por ejemplo en el Pla de Corona durante la floración. Existe también cierta tendencia entre algunos jóvenes agricultores de volver a plantar almendros para recuperar un cultivo que antaño era el más importante de cuantos existían en la isla.

Hay que tener en cuenta que la producción de la almendra, hasta la llegada del turismo en los años sesenta del siglo XX, era la segunda industria más importante de la isla, tras la sal de las salinas. Representaba, por tanto, uno de los productos que más se exportaban, junto con las algarrobas y los higos y albaricoques secos, que se preparaban de forma artesanal.

La almendra ibicenca destaca por su calidad y por la enorme cantidad de variedades que se producen en los campos. Algunas de ellas solo existen en zonas determinadas. La “Espineta”, por ejemplo, solo puede encontrarse en el Pla de Corona, mientras que la “Bec de corb” únicamente puede recolectarse en Es Cubells. Se dividen en duras (se requiere un cascanueces para partir su cáscara), semiduras (su cáscara se puede partir con los dientes pero no con los dedos) y blandas (se pueden abrir con los dedos). Algunas de las variedades tradicionales más conocidas son “Bernadina”, “Gall”, “Desmayo” y “Marcona”, en duras; “Fita”, “Pau”, “Patrona” o “Fita Prim”, “Naranja”, “Fita Roig” y “Pueta”, en semiduras, y “Mollar Blanca”, “Mollar Blanda” o “Mollar de Can Joan”, “Mollar de Pera Pujoleta”, “Mollar Punta”, “Mollar Redó”, “Mollar Roig”, “Bec de Corb” y “Mollarica” o “Cáscara de papel”, en blandas.

Se trata de un fruto muy valorado desde la antigüedad y ya en la Edad Media se le considera una especia, incorporándola picada a guisos y salsas. En Ibiza se sigue utilizando para la borrida de rajada (guiso de raya) y en muchos dulces, como la popular salsa de Nadal o los panallets de Semana Santa. Hoy está considerada un superalimento y en las casas de campo de antaño siempre había un plato de higos secos y almendras para picar a cualquier hora del día.

Existe alguna marca comercial que las ofrece en los supermercados y también se pueden adquirir en la Cooperativa Agrícola de Sant Antoni.

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