La servia, el pescado azul más sabroso de Ibiza

Los pescados de corte más apreciados y famosos de la costa de Ibiza son blancos. Entre ellos encontramos el mero, el dentón, el Gallo de San Pedro o el cabracho, por poner algunos ejemplos. Existe un pescado azul, sin embargo, que compite con ellos en prestigio: la servia, que en Ibiza es conocida como círvia o cirviola, según el tamaño, o también como verderol. En inglés se llama Greater Amberjack y en francés sériole.

Su nombre científico es Seriola dumerili, es de tamaño grande (pesa entre 300 gramos y 85 kilos) y constituye una de las especies más apreciadas en los restaurantes japoneses, donde se le conoce como pez limón. Su textura sedosa y su sabor suave constituye un aliciente para comerlo crudo. En Ibiza, sin embargo, representa uno de los bocados que a menudo se sirven a la plancha, bien solo o acompañando a otros pescados y mariscos en una parrillada, o formando parte de guisos marineros.

En Ibiza muchos pescadores aficionados disfrutan intensamente pescándolo al curricán, con el llaüt en movimiento, ya que es un pescado muy vigoroso y que plantea batalla. Cuando pica, se nota bien. Físicamente destaca por la coloración azul verdosa del dorso y la raya amarilla que va desde la boca al dorsal, pisando el ojo. Su nombre, pez limón, procede de este curioso matiz. La cola, como todos los peces de la familia Carangidae,  tiene forma de uve y su cuerpo es extraordinariamente aerodinámico, con gran poder natatorio. Como decíamos, se trata de un especie tremendamente luchadora, que realiza cambios de profundidad cuando se ve en peligro.

La servia habita zonas rocosas o de arena, desde 20 a 350 metros de profundidad. Mientras que en invierno busca aguas muy profundas, en primavera y verano, que es la época de cría, se acerca al litoral. Las hembras alcanzan la madurez entre los 3 y los 5 años de edad, cuando alcanzan una medida de unos 110 centímetros. Los machos son adultos entre los 2 y 5 años y llegan a superar los 115 centímetros. Su alimento preferido son las sepias y los calamares, pero también comen bogas y jureles.

Un auténtico manjar, con una carne tan sabrosa y delicada que no requiere de condimentos. En los hogares ibicencos se suele preparar a la plancha, aliñado con un picadillo de ajo y perejil, jugo de limón y aceite de oliva.

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