Ibiza, territorio de atardeceres

Ibiza puede ser descrita de muchas maneras. La gastronomía, no siempre tan conocida como otras vertientes más internacionales de la isla, constituye un puntal extraordinario, pero ocurre lo mismo con la naturaleza o la particular geografía pitiusa. En este sentido, uno de los rasgos característicos que mejor la definen son los crepúsculos. Ibiza es isla de atardeceres y muchos viajeros –incluidos los propios residentes– procuran regalarse a menudo una puesta de sol.

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Una extensión considerable del litoral pitiuso se abre al Oeste y, además, al ser Ibiza una isla tan montañosa, ofrece docenas de miradores excepcionales. Hay playas y rincones que ya son emblemáticos por ofrecer atardeceres de postal: Platges de Comte, Cala Tarida, Cala d’Hort, Benirràs, Cala Vedella, la bahía de Sant Antoni, Portinatx, Sa Talaia de Sant Josep, los estanques de Ses Salines, el Cap des Falcó y un largo etcétera. La isla incluso ha originado una industria musical y un ritmo que se identifica con la puesta de sol: el denominado chill out, que tiene su mayor exponente en la costa de Ses Variades de Sant Antoni.

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En Ibiza las mareas son prácticamente imperceptibles, pero quienes residimos en la isla sí que percibimos una mar cambiante a la hora crepuscular que, tras unos minutos de ligera convulsión, se apacigua. La mejor puesta de sol de Ibiza probablemente se disfrute a bordo de un barco, con algún islote en el horizonte. Cuando algún cliente acude a Es Torrent en barco y se marcha unos minutos antes de que se produzca el fenómeno, a veces le aconsejamos que navegue hasta más allá del Cap Llentrisca, que se avista frente al restaurante, y se aproxime después a los islotes de es Vedrà y Es Vedranell. Probablemente se cruce con los pescadores que van a por calamares o con aquellos que echan el curricán con la expectativa de atrapar alguna sirvia o serviola. La naturaleza de Ibiza raramente ofrece un regalo mejor.

Incluso, aunque el sol se esconda tras los acantilados próximos, también en Es Torrent el atardecer representa una mágica transición. Hay quien pasa el día en la cala, disfruta de una comida y una larga sobremesa y, llegado el momento, aún ha sido incapaz de dejarla. Cuando eso ocurre, le ofrecemos un buen cóctel o una botella bien fría de champagne. Sólo hay que dejarse hipnotizar por los tonos pastel que se encienden en el cielo y el sonido de la espuma que arrastran las olas sobre las piedras de la orilla. Es un momento de tranquilidad perfecta, que en nuestra playa se vive de forma muy intensa. Sí, la puesta de sol es un instante imprescindible de la jornada ibicenca. También en Es Torrent.

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