Verano, la estación del dulce melón

Una de las experiencias gastronómicas imprescindibles del verano es disfrutar del melón que se cultiva en Ibiza. Las particulares características del suelo isleño y la intensidad del sol confieren a esta fruta un dulzor insólito y una textura tan acuosa que difícilmente se encuentra en otras latitudes. En Es Torrent aprovechamos esta cualidad tan característica para maridarlo con jamón ibérico, en un plato que ya es un clásico de la gastronomía y un icono de eso que los japoneses llaman “umami”, el más equilibrado de los sabores básicos, un escalón por encima de lo dulce, lo ácido, lo amargo y lo salado. También lo servimos como postre a los clientes que nos lo solicitan. Cuando un producto resulta excelente, no requiere de más aderezos.

El cultivo del melón constituye una tradición en la isla y los ibicencos siempre han procurado disponer de las mejores semillas, para producir frutos de buen tamaño y máxima dulzura y jugosidad. Un buen melón es capaz de perfumar una casa entera y este aroma tan intenso constituye una de las peculiaridades de algunas de las variedades que se elaboran en la isla.

La variedad autóctona más importante es el denominado melón “eriçó”, de forma redondeada y achatado en los extremos, piel verde y una intrincada retícula sobre la superficie. Su nombre obedece a su similitud con la forma del caparazón del erizo de mar cuando se le han caído las púas. También destaca por su dulzor y aroma, la rápida maduración y una corta vida útil que obliga a consumirle casi de inmediato. Su carne es de color naranja.

El melón amarillo, por su parte, es el más abundante en esta época del año y mantiene las mismas características de dulzura y aroma, aunque ya hemos visto que su piel tiene otro tono, siendo además lisa, con alguna mancha verde, y su tamaño resulta notablemente superior, aunque algunos maduran pequeños. A mayor cantidad de agua recibida, mayor tamaño. La carne, muy acuosa, es de un tono mucho más amarillo, casi blanco. Este melón también se disfruta en julio y agosto y se recolecta en plena maduración.

El melón verde, tipo piel de sapo, también se cultiva en numerosas fincas de la isla y se consigue una dulzura igual de intensa, aunque su carne, también blanquecina, tiene una textura más crujiente y menos acuosa. Este melón, almacenado en un lugar fresco y seco, a menudo incluso colgado en el interior de una red, se conserva hasta el invierno, pudiéndose disfrutar en Navidad.

Las variedades, en todo caso, son muchas y todas igual de espectaculares. Nadie debería marcharse de Ibiza sin probar el melón local.

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