Vino de Ibiza, fruto de la cultura fenicia

En el post que publicamos el pasado octubre sobre el aceite de oliva de Ibiza, adelantábamos que el historiador griego Diodoro de Sicilia ya describía la isla, en el siglo I antes de Cristo, como territorio de viñedos. Los arqueólogos incluso sitúan el origen de nuestra cultura del vino en tiempos mucho más remotos: la Ibiza fenicia del siglo VII a.C. En distintos yacimientos arqueológicos se han hallado ánforas, vasos y otros objetos vinculados a la producción vitivinícola. Hay historiadores que además añaden que buena parte del vino que se consumía en el levante español en esa época procedía de Ibiza y que, con los siglos, también se exportó a estos territorios la forma de elaborarlo.

Si dejamos al margen la época actual, podemos afirmar que la cultura del vino ibicenco alcanzó su gran apogeo a mediados del siglo XIX. Entonces se cultivaban alrededor de 45 hectáreas de viñedo. Sin embargo, la epidemia de la filoxera, que llegó de América y se inició en Europa en Francia y otras regiones, acabó alcanzando la isla y muchos de estos cultivos se extinguieron. Hubo excepciones, como esas zonas del entorno de Sant Josep y Sant Agustí que aún cultivan la vid con el denominado pie franco anterior a la filoxera, en lugar de trabajar con plantas injertadas en raíces americanas, que fue el método con que se combatió la enfermedad.

vino3

En el siglo XX, prácticamente todas las casas de campo de Ibiza contaban con instalaciones y equipamiento para elaborar vino de manera tradicional, además de viñedos. En muchas de ellas, aún se sigue elaborando para autoconsumo y, en aquellas que ya no es así, se mantienen los viñedos y se venden sus frutos a las bodegas –en la isla actualmente hay cinco–, que los cuidan y recolectan para elaborar vinos comerciales. La vendimia tiene lugar en septiembre, aunque la gran fiesta del vino se celebra en diciembre, en la localidad de Sant Mateu.
Las variedades tradicionales son la monastrell y la garnacha, en uvas tintas, y la malvasía –en ibicenco llamada grec– y la moscatel, en blancas, aunque en muy pocas casas payesas se elaboraba el vino blanco, salvo en una versión dulce o semidulce.

La historia del vino comercial de Ibiza tiene su origen en 1990, con la irrupción de la bodega Sa Cova de Sant Mateu. Luego vinieron Can Maymó, Can Rich e Ibizkus. Esta última produce un rosado ‘piel de cebolla’ que compone uno de los mayores éxitos de nuestra carta y que, fuera de la isla, también puede encontrarse en restaurantes tan selectos como El Celler de Can Roca, elegido en 2013 y 2015 como el mejor del mundo por la revista británica Restaurant.

En la actualidad, Ibiza cuenta con una extensión de viñedos de 51 hectáreas que explotan 15 viticultores, según el último anuario publicado de las Indicaciones Geográficas Protegidas de Vinos del Ministerio de Agricultura, Medio Ambiente y Alimentación (año 2013). La producción es de 1.800 hectólitros, de los cuales se comercializan unos 900. El 92% se vende en España y el 8% en el extranjero. La industria ibicenca del vino factura unos 600.000 euros al año. Además de las variedades autóctonas se cultivan otras foráneas, como tempranillo, merlot, cabernet sauvignon y syrah, en tintas, y chardonnay, macabeo y parellada, en blancas. La denominación, implantada desde 2003, es ‘Vino de la Tierra de Ibiza’.

Como otros productos de la isla, los vinos de Ibiza tienen un carácter bien definido que les diferencia. Una experiencia gastronómica en la isla resulta incompleta sin catarlos. ¡Salud!

vino2

No Comments

Post A Comment